La gastronomía y la moda podrían ser la misma cosa. Porque ambas levantan pasiones a lo largo y ancho del mundo. Suele pasar que los que adoran la moda son unos apasionados de la gastronomía, y viceversa. Por eso, una de las firmas de lujo más codiciadas ha pensado que porqué elegir teniendo la posibilidad de aunar ambas artes.
Hermès se ha puesto manos a la obra para que la gastronomía, o más bien la materia prima con la que se trabaja en el mundo de la cocina, forme parte de uno de los objetos más deseado de las últimas décadas: su icónico bolso Birkin. Sí, la casa de moda francesa ha utilizado los espárragos, los repollos o los pepinos para hacer una replica exacta de esta pieza tan exclusiva, como si de cualquier otro material se tratase. Aunque hay que reconocer que lo ha hecho en sentido figurado.
Porque esta obra no está a la venta. De momento -todo se andará- no será posible ver a nadie por la calle paseando con un Birkin de Hermès hecho a base de verduras. Se trata de un proyecto creativo que ha corrido a cargo del artista gráfico Ben Denzer, quien ha cortado y colocado minuciosamente cada una de las piezas para que el resultado no tenga nada que envidiar a un auténtico Birkin, al que no le falta ningún tipo de detalle. Las tres obras de arte han sido compartidas por la firma en su cuenta de Instagram bajo el hashtag #InspiredByHermesBirkin. Además, el propio artista ha revelado parte del proceso de creación.
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— Shivani ❤️🦋 Sat Jul 24 05:22:39 +0000 2021
El bolso Birkin es la pieza más icónica de Hermés. Desde su lanzamiento, en 1984, se ha convertido en todo un objeto de culto, aunque solo unos pocos privilegiados pueden presumir de contar con al menos uno de estos modelos en su armario. Sus orígenes están en un vuelo que unía París con Londres. Allí, la actriz inglesa Jane Birkin, sentada junto a Jean-Louis Dumas, gerente de Hermès, se lamentaba por no encontrar un cabás (una especie de cartera en forma de caja o pequeño baúl, con asa, usada para llevar al colegio libros y material escolar) adaptado a sus necesidades de madre primeriza.
Fue entonces cuando su vecino de asiento, acompañado de una creatividad innata y una visión como la de pocos, dibujo al instante un bolso de viaje rectangular, flexible y amplio, con un canto bruñido y pespuntes de guarnicionero, que incluso contaba con un compartimento para los biberones. Aquel fue el primer Birkin y el que tantas alegrías continuaría dando a la firma francesa casi 40 años después.