¿Comprar un picasso en El Corte Inglés? Sí, en la planta primera

Parece que El Corte Inglés no cambia nunca, que las escalereas mecánicas son las mismas de nuestra infancia igual que los éclairs de la pastelería. Sin embargo, si se mira con atención, hay sorpresas, imágenes que parecen fuera de contexto y que son casi graciosas por inesperadas. Ayer, la cadena de grandes almacenes inauguró en su centro del Paseo de La Castellana, en Madrid, la primera galería de arte que abre en cualquiera de sus tiendas. En la planta primera, que es la de la ropa de señoras, en un rincón con doble altura.

Allí, bajo un rótulo en el que se leen caligrafiados los nombres de las galeristas María Porto y Leticia Hervás, se venderán obras de Picasso, Tàpies, de Chirino, de Miralles y también de artistas vivos como Jaume Plensa, Jacinto de Manuel, Arturo Garrido, Gonhdo o Rafael Sañudo, valoradas entre 200 y 300.000 euros. Aunque lo importante de la frase anterior no son los nombres ni los precios sino el verbo «venderá».

«Hasta ahora, El Corte Inglés había tenido un pequeño espacio dedicado a exponer arte y había llegado a vender algún grabado de Picasso», explica María Porto, antigua directora de la Galería Marlborough en Madrid. «Esta experiencia es distinta. Para empezar, porque nosotras somos las propietarias de la galería y pagamos por el espacio a El Corte Inglés, igual que hace cualquier firma de lujo.Nosotras tomamos las decisiones sobre el arte que se mostrará y nos ocuparemos de poner personal cualificado».

¿Comprar un picasso en El Corte Inglés? Sí, en la planta primera

Su trabajo, por tanto, no consistirá en despachar grabados más o menos nobles sino en mediar entre el artista y el coleccionista, como en cualquier galería de arte. Guiarán a sus proveedores en su carrera creativa, asesorarán a sus clientes, buscarán para ellos piezas específicas y les ayudarán a vender las obras de arte de las que quieran deshacerse.

Pero también harán ese tipo de cosas que hacen los vendedores que trabajan en ElCorte Inglés: abrir a las 10.00 y cerrar a las 22.00, sobrevivir a las aglomeraciones en Navidad y atender a los paseantes. Y ese es el sentido de estar en El Corte Inglés: «Muchas veces la gente ve en las galerías de arte una barrera, un sitio que intimida», explica Leticia Hervás, galerista con experiencia en el sureste asiático. «Muchas veces hemos pecado de esnobismo. Estar aquí significa asumir que tenemos que dar información y explicar qué es lo que les puede dar el arte, cómo de segura es la inversión, qué podemos hacer por ellos nostras como galeristas...».

La lógica de Hervás y Porto es fácil de comprender: en un momento en el que el negocio del arte está en circunstancias inciertas, ellas salen al encuentro de nuevos clientes. Esa idea tiene una derivada interesante: su galería está pensada para crear sinergias con el servicio de arquiectura de interiores que ha abierto El Corte Inglés: un cliente llega al centro de La Castellana con la idea de reformar su piso y su arquitecto le dice que, si busca algo un poco especial para ese salón que va a ampliar, una lámina de Canogar o un busto de Plensa, sólo tiene que bajar a la planta primera.

¿Y hay clientes que funcionan así? Sí. Muchos de los latinoamericanos que en los últimos años han invertido en el mercado inmobiliario de lujo de Madrid tienen infinitas paredes blancas de altos techos a las que dar contenido. Para muchos, El Corte Inglés es un mito consumista.


Conforme a los criterios de

The Trust ProjectSaber másArteUn autorretrato de Frida Kahlo se vende por 34,9 millones, un récord para un artista latinoamericanoArteLa dimisión de la directora de Bellas Artes destapa el polvorín del Ministerio de CulturaArteGaudí más allá del souvenir: una Barcelona violenta y un templo para expiar los pecados del proletariado